
Recientemente tuvimos un encargo un tanto peculiar. Se trataba de la talla de una escultura hecha de hielo procedente de un iceberg. Así pues, encargamos a una empresa de Canadá la importación de un bloque de hielo de iceberg de unas dimensiones de 2metros cúbicos aproximadamente.
Fue entonces cuando nuestros escultores comenzaron a darle forma al megalito. Poco a poco, el hielo empezó a tomar unas tonalidades variantes y a emitir una luz cambiante, hasta que se encontraron con un hecho insólito. En un principio, pensaron que se trataba de algo común en el hielo de un iceberg; en su interior se hallaba una capa de hielo de una tonalidad distinta al hielo blanco de un iceberg (cuando este está a bajas temperaturas).
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