jueves, 18 de diciembre de 2008

Las primeras pistas



Primero vinieron las sorpresas y las dudas. ¿Qué significaba aquello? ¿De dónde procedía ese retablo de hielo? ¿Sería como los mensajes dentro de una botella y que se dejan a la deriva en el mar? Lo apartaron cuidadosamente, pero sin darle más importancia que la de un curioso hallazgo.

Fue entonces cuando me llamaron para que bajara al taller y le echara un vistazo. Llegamos a la conclusión de que las inscripciones que contenía eran griegas. Posiblemente se trataba griego antiguo, el griego de los primeros pensadores y de la primera civilización avanzada que apareció en Europa. Desgraciadamente nuestros conocimientos de griego antiguo eran escasos, así que contactamos con un experto en filología clásica de la Universitat de Barcelona. Para él la resolución fue muy sencilla, pues tampoco contenía mucho texto. Lo único que decía era lo siguiente:

- Ατλαντίς νησος – Que significaba algo parecido a “Isla de Atlas”
- Μεσόγειο – Que quiere decir “Mediterráneo” en griego.

Ya teníamos dos pistas para saber de qué se trataba.

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